martes, 6 de julio de 2010

Charlar y chatear

¡Buenas noches, Bihotzak! ¡Buenas noches, mi íntimo y querido confidente!
Me disculpo ante mi ausencia,  te pido perdón por no  haber estado aquí y espero poder sacar tiempo para nuestras charlas, porque me encanta charlar.
Estamos en una época donde el ordenador y el móvil nos comunican con cualquier persona en cualquier lugar, mediante llamadas y mensajes pero yo adoro charlar. Quedar con un/a  amig@ para charlar mientras te tomas una consumición es algo insuperable, lo prefiero a hablar por teléfono o chatear.
La comunicación personal jamás podrá ser sustituida por la informatización. El ver la cara de la persona con la que hablas, sus gestos, escuchar sus confidencias musitadas y compartir risas es lo que nos acerca y une.
También debo  confesar que no soy una lumbreras con las tecnologías modernas con lo cual el hablar por el messenger o chatear me resulta estresante. Para cuando consigo escribir cuatro palabras o una frase mi interlocutor ha escrito diez, con lo cual me encuentro perdida y parece ser un diálogo de besugos y no me gusta hablar por teléfono... Esa fobia es de cuando trabajé de teleoperadora... Acabé harta y con pesadillas de atender tantas llamadas.
Sí, también he trabajado como teleoperadora. Sí. Yo era una de esas personas, no máquinas, que atendían a cientos de clientes. Se oyen muchas quejas de clientes que llaman y se quejan de esas señoritas que parecen máquinas y que no hacen ni caso a sus reclamaciones ni quejas pero les aseguro que muchas de esas señoritas podrían contar muchas cosas también de muchos clientes.
Por supuesto que, como en todos los trabajos, hay gente de todo tipo pero quiero romper una carta en favor de esos teleoperadore/as que cumplen con su trabajo, intentando ser útiles y agradables aunque lleva 200 llamadas y están cansad@s.
Y tengan en cuenta que si les atienden sudamerican@s o marroquíes es porque las empresas se llevan plataformas a sus países porque les sale más económico y cierran sus plataformas aquí.