viernes, 25 de febrero de 2011

RECUERDOS MAGICOS E INOCENTES DE LA INFANCIA

¡Buenas noches, Bihotzak! ¡Buenas noches, mi íntimo confidente!
Esta noche me apetece volver a mi infancia... Una infancia, vista desde la perspectiva de una mujer ya adulta y supuestamente madura, sólo supuestamente. Mi infancia ha sido una época mágica, divertida y , sin duda ninguna, feliz. Sí es cierto que como tod@s l@s niñ@s no todo me parecía así en aquel momento... tenía mis peleas con mis amig@s, con mis herman@s, con compañer@s de colegio... pero las típicas peleas que como empezaban acababan y, al final, nunca sabías cómo habían empezado, así que al de poco hacíamos las paces y proseguíamos nuestros juegos... que casi siempre se desarrollaban en la calle... Juegos en los que participábamos los niñ@s del barrio, chicos y chicas, de diferentes edades... Fútbol, campo quemado, escondite, a la cuerda, a la goma... Juegos en los que siempre pasábamos tardes enteras... y cuando llegaba la hora de irse a casa nadie quería subir...
Los días de lluvia también salíamos y si no, nos reuníamos en casa de alguna amiga, y si no veíamos la tele... tele que cuando descubrí se convirtió en una caja mágica, en la que veía dibujos animados, Heidi, Marco, Jacko y Nuca, la Abeja Maya... Series como la Casa de la Pradera, Bonanza, Los Walton, Con ocho basta, Galáctica... y otras series que me hacían sentarme delante de la tele y no quitar los ojos de la pantalla,  series que cuando se reponen me hacen reír a carcajadas porque ya no las veo con la misma candidez e inocencia de antaño, tal vez porque mis ojos ya no son los mismos...
Hoy, sin embargo, alguien me ha recordado aquellos dibujos animados que marcaban la hora de ir a la cama... que, por cierto, era la hora más odiada del día... y he sentido una punzada de melancolía y nostalgia por aquello que he dejado atrás hace tantos años: la seguridad de los niños de que tus padres siempre estarán ahí, los sueños inocentes en los que te ves de mayor... En mi caso, cualquier parecido con la realidad, es, puramente y claramente, casual... (Me gustan más mis sueños de niña) . Me he visto sentada en la mesa de la vieja cocina haciendo mis deberes escolares con la siempre constante y vigilante ayuda de mi madre escuchando mis peroratas, callada y sonriente, mientras comprobaba que mis tareas estaban todas, todas, todas bien hechas y no he podido evitar dar un respingo viendome allí sentada, con un lápiz en la mano y un bocadillo en la otra, moviendo mis coletas con lazos rojos, asegurando a mi madre que de mayor sería como ella... mientras ella me decía que tenía que estudiar mucho para ser aquello que quisiera ser...
Y, tengo que reconocer que jamás hubiera podido ser como ella... Ocuparse de las cosas de casa, de cinco hijos, de su marido, de sus padres... No importaba si estaba enferma o si no, si tenía un mal día o no, ella hacía siempre frente a sus tareas y su cariño, su paciencia y su regazo nos cobijaba a todos, haciéndonos sentir especiales... ESkerrik asko, amatxu. Muchas gracias, ama y sigo diciendo que hubiera querido ser como tú.

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